Pocos días después la prensa
anuncia la visita de la reina Victoria Eugenia a un taller madrileño de encajes
fundado por la condesa de San Rafael en el que se expone “un manto con destino a una imagen de la Virgen, que ha sido vendido
por 30.000 pesetas”, realizado por “la
encajera cordobesa Rosario Díaz”. La real visita se produjo el 20 de marzo
y de ella se hicieron eco todos los periódicos madrileños, entre ellos
<<Mundo Gráfico>> publicó un fotograbado de la reina junto al manto
y su autora. En <<La Acción>> escribe María Echarri que en la
confección trabajaron treinta mujeres durante siete meses hasta culminar “un manto para la Catedral de Córdoba”.
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S.M.Victoria Eugenia junto al manto de los bolillos. Fuente: David Simón Pinto Sáez. |
Todas esas informaciones, contradictorias
en cuanto al precio y destino del manto se refieren, no tendrían más objeto que
crear en Córdoba un ambiente propicio para ambicionar la posesión del manto. A
todo esto (visita de la reina, multitud de artículos en prensa, apoyo de
artistas y políticos, etc…), Rosario Díaz utilizó los lazos familiares que le
unían con el magistral Juan Eusebio Seco de Herrera para que la hermandad o el
capelán adquirieran el manto. Ella llegó a explicar que en la Semana Santa de
1915 vio la procesión de la Virgen de los Dolores “y concibió propósito de hacer para Ella el manto que ahora le ha
concedido en Madrid tan resonante éxito”, obra que comenzaría el agosto de
aquel año.
La polémica.
En medio de toda esta confusión, la
prensa seguía elogiando el trabajo de Rosario
Díaz Seco e insistiendo en que el manto sería lucido esa misma Semana Santa
por la Virgen de los Dolores. Uno de los principales apoyos con los que además
contaba la encajera fue el del ex alcalde Manuel
Enríquez Barrios quien hizo gestiones ante el entonces ministro de
Instrucción Pública, el cordobés Julio Burell, y de la escritora Emilia Pardo
Bazán para que se estableciese en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba un
taller de encaje. A partir del 1 de abril de ese año
el manto es expuesto en Córdoba. En el establecimiento de Sánchez Hermanos, en
la calle del Paraíso, se muestra tan polémica pieza. Según la prensa fueron muy
numerosos los cordobeses que acudieron a conocerlo de cerca, deduciéndose que
la opinión popular no fue muy favorable.
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S.M. Victoria Eugenia en el taller de encajes San Rafael. Fuente: David Simón Pinto Sáez. |
Viendo los acontecimientos, se
reúne el 11 de abril de forma urgente la junta general de la hermandad. En ella
el capellán informa del deseo por parte del magistral y su prima de que la
Virgen luciese el manto de los bolillos el Viernes Santo y que el por su parte
estaba dispuesto a que lo llevase. A partir de aquí comienza un largo y
violento debate ya que los miembros de la junta de gobierno no estaban a favor. Una semana después de esta junta,
la prensa afirma que la Virgen de los Dolores llevaría definitivamente el de
los bolillos. Las presiones ejercidas surtieron efecto. Como ocurre cada vez
que esta dolorosa imagen estrena manto, la lluvia hizo acto de presencia en la
tarde del Viernes Santo de 1916. La procesión oficial del Santo Entierro se
disolvió en la Catedral. Al día siguiente un periódico local informaba que la
pieza “ha sido donada por su autora a la
Santísima Virgen de los Dolores. Así consta en un documento que autorizado por
don Ramón Agullo, esposo de dicha señora, obra en poder del alcalde, señor
Santolalla, quien lo entregará a nuestro dignísimo prelado”.
Esto no sería así, pues tres días
más tarde comienzan a publicarse listas con los donativos para su adquisición.
El responsable de la suscripción es el capellán Jiménez Sillero y pese a la
existencia de nombres tan conocidos como la condesa de Cañete de las Torres, Manuel Rodríguez “Manolete”, marquesa
del Mérito, Rafael González Madrid “Machaquito”, etcétera, sólo se logró la
cantidad de 1.784 pesetas que casi coincide con la mencionada por la autora y
que descuenta del precio del manto en la carta dirigida a la hermandad a
principios de este año. Al final el manto quedó en poder de la comunidad
servita de San Jacinto sin que la hermandad volviera a utilizarlo en salida
procesional alguna de la Virgen de los Dolores.
El Manto.
El manto está realizado en sedas
moradas e hilos de oro y plata y así como tisú de ambos metales en las
aplicaciones. Es de camarín y en el interior de la greca que lo circunda con
motivos pasionistas destacan dos medallones: el mayor representa a San Rafael y
el interior es escudo de la ciudad, habiendo sido todo dibujado por Daniel Díaz
Redondo. Se utilizaron en total 14 clases de punto, desde el primitivo de
bolillos hasta dos completamente nuevos, siendo uno de ellos el que el nombre
de Reina Victoria.
Al lucirlo la Virgen de los Dolores
se colocaba sobre un viso oscuro que le daba mayor solidez aunque, en su época,
se afirmó que “constituye una
idealización del manto de la Virgen; es decir que, estando embellecido por el
arte, no es rígido como los que se suelen usar, sino que se recoge y ciñe en
airosos pliegues, sosteniendo la sensación del natural, volviendo a la realidad
en la disposición de las vestiduras de la Virgen”. Las últimas veces que se
procesionó fue cuando se prestó a la hermandad de la Esperanza para que lo
luciera su Virgen en las primeras salidas de la cofradía.
En la Señora lo vimos por última
vez de forma inusual en octubre de 2007, luciéndolo en su camarín.
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