viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando la Señora visitó a los Santos Mártires en su primer Rosario de 1718.

Si algo supo Córdoba marcar en el pasado fueron sus devociones más seculares: San Rafael Arcángel (Custodio y Regidor Perpetuo de la Ciudad), los Santos Mártires (Ascisclo y Victoria Patrones de la Ciudad), Ntra. Sra. de la Fuensanta Coronada (Patrona de la Ciudad) y Ntra. Sra. de los Dolores Coronada (Señora de Córdoba). Entorno a estas devociones se reunirían y reúnen los hijos de la cristiandad de la Diócesis de Córdoba, a ellos elevaban sus oraciones y plegarias, ellos recorrían las calles de la ciudad en rogativas y ellos ocupaban y ocupan un sitio privilegiado en cada casa. Y fueron las gentes de esta centenaria ciudad quienes unieron las redes de la historia y crearon lazos de unión entre estas devociones.


Uno de esos lazos se forjaría rápido, seria en la cuaresma de 1718, hace ahora más de 296 años cuando Ntra. Sra. de los Dolores haría su primer rosario público hacia la Iglesia Parroquial de San Pedro, como reza la petición del Hermano Mayor al Obispo de la Ciudad:

“La hermandad de el Rosario de María Santísima de los Dolores, sita en el hospital de los Pobres incurables de el señor San Jazinto de esta Ciudad, haviendo hecho Ymagen nueva de dicha Señora, deseosa de sacarla en procesión con el acompañamiento de todos los Rosarios el día dies de este mes de Abril, último que es del septenario que dicha hermandad hace a sus titular todos los años: Supplica a V. Yllma. sea servido a dar su licencia y bendición para que assí se execute llevándola a la parroquia de San Pedro.”

El Obispo Marcelino Siuri atiende la petición de la hermandad rosariana y firma el correspondiente decreto el 7 de abril de 1718, que permite la procesión. Esta se revestiría de gran solemnidad, la imagen seria acompañada por 24 cofradías rosarianas y de numerosos devotos que acompañan la nueva imagen de Ntra. Sra. de los Dolores en su recorrido a la parroquia de San Pedro:

“El siguiente año de 1718 se zelebró en la quaresma el Septenario de los Dolores de María con la mayor devoción y culto que fue posible, discurriendo en él a diferentes Yglesias Parrochiales de esta Ciudad, asistiendo en todas innumerables personas, expecialmente en la procesión General del Domingo de Ramos a la Parrochial de San Pedro, en la que asistieron beinte y quatro hermandades del Santísimo Rosario, numerossísimas de hermanos, pobladas sus manos (com su corazón de amor) de candidíssimas Antorchas que ardían en obsequio de María Dolorosa, representada en su Devotísima quanto Angustiada Ymagen que este año costeó su venerable hermandad, siendo la concurrencia de luces que asistió en esta tan Solemne Procesión, tan grande que pasarían de ochocientas. El concurso fue de los mayores que se an visto en esta gran Ciudad, pues siendo las calles que se eligieron por su Estación, tan dilatadas y esparciosas, se disputaua con dificultad el paso”

Es sobrecogedor, como la ciudad ya se vuelca con la imagen de la Señora, dejando las amplias calles pequeñas para el paso de la Virgen, que por entonces discurría en una sencilla parihuela. No es de extrañar que la procesión a San Pedro suscitase tal expectación en las gentes, pues la que se convertirá en su devoción mariana predilecta, visitaba nada más y nada menos en su primer rosario publico a los Santos Mártires de la Ciudad, cuanto menos debió de ser interesante ver la Imagen de Ntra. Señora ante la maravillosa Urna de los Mártires.



Esta estampa marcaría el inicio de la que actualmente es un arca de oraciones para el pueblo cordobés, y la historia no podía dejar pasar que los Mártires Cordobeses no estuvieran en el reflejo de su mirada para la eternidad.