jueves, 27 de noviembre de 2014

El Manto de los bolillos: De la admiración de la Reina Victoria Eugenia a la polémica.

A comienzos de 1916, Rosario Díaz Seco, la autora del manto,  dirige una carta al hermano mayor Francisco Belmonte González Abreu en la que propone a la hermandad la compra de un manto que ha confeccionado de bolillos por 12.022 pesetas, aunque lo “cedía” a la hermandad por 10.827 pesetas por haber recibido del capellán del hospital Miguel José Jiménez Sillero la cantidad restante como resultado de una recaudación particular de donativos. En la misiva añade los plazos en los que podrían satisfacer los pagos. La hermandad acuerda rechazar el ofrecimiento argumentando que era imposible la adquisición de dicho manto. Aquel año los ingresos de la Hermandad fueron de 1.368, 15 pesetas. 

Pocos días después la prensa anuncia la visita de la reina Victoria Eugenia a un taller madrileño de encajes fundado por la condesa de San Rafael en el que se expone “un manto con destino a una imagen de la Virgen, que ha sido vendido por 30.000 pesetas”, realizado por “la encajera cordobesa Rosario Díaz”. La real visita se produjo el 20 de marzo y de ella se hicieron eco todos los periódicos madrileños, entre ellos <<Mundo Gráfico>> publicó un fotograbado de la reina junto al manto y su autora. En <<La Acción>> escribe María Echarri que en la confección trabajaron treinta mujeres durante siete meses hasta culminar “un manto para la Catedral de Córdoba”.

S.M.Victoria Eugenia junto al manto de los bolillos.
Fuente: David Simón Pinto Sáez.
Todas esas informaciones, contradictorias en cuanto al precio y destino del manto se refieren, no tendrían más objeto que crear en Córdoba un ambiente propicio para ambicionar la posesión del manto. A todo esto (visita de la reina, multitud de artículos en prensa, apoyo de artistas y políticos, etc…), Rosario Díaz utilizó los lazos familiares que le unían con el magistral Juan Eusebio Seco de Herrera para que la hermandad o el capelán adquirieran el manto. Ella llegó a explicar que en la Semana Santa de 1915 vio la procesión de la Virgen de los Dolores “y concibió propósito de hacer para Ella el manto que ahora le ha concedido en Madrid tan resonante éxito”, obra que comenzaría el agosto de aquel año.

La polémica.
En medio de toda esta confusión, la prensa seguía elogiando el trabajo de Rosario Díaz Seco e insistiendo en que el manto sería lucido esa misma Semana Santa por la Virgen de los Dolores. Uno de los principales apoyos con los que además contaba la encajera fue el del ex alcalde Manuel Enríquez Barrios quien hizo gestiones ante el entonces ministro de Instrucción Pública, el cordobés Julio Burell, y de la escritora Emilia Pardo Bazán para que se estableciese en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba un taller de encaje. A partir del 1 de abril de ese año el manto es expuesto en Córdoba. En el establecimiento de Sánchez Hermanos, en la calle del Paraíso, se muestra tan polémica pieza. Según la prensa fueron muy numerosos los cordobeses que acudieron a conocerlo de cerca, deduciéndose que la opinión popular no fue muy favorable.


S.M. Victoria Eugenia en el taller de encajes San Rafael.
Fuente: David Simón Pinto Sáez.

 Viendo los acontecimientos, se reúne el 11 de abril de forma urgente la junta general de la hermandad. En ella el capellán informa del deseo por parte del magistral y su prima de que la Virgen luciese el manto de los bolillos el Viernes Santo y que el por su parte estaba dispuesto a que lo llevase. A partir de aquí comienza un largo y violento debate ya que los miembros de la junta de gobierno no estaban a favor. Una semana después de esta junta, la prensa afirma que la Virgen de los Dolores llevaría definitivamente el de los bolillos. Las presiones ejercidas surtieron efecto. Como ocurre cada vez que esta dolorosa imagen estrena manto, la lluvia hizo acto de presencia en la tarde del Viernes Santo de 1916. La procesión oficial del Santo Entierro se disolvió en la Catedral. Al día siguiente un periódico local informaba que la pieza “ha sido donada por su autora a la Santísima Virgen de los Dolores. Así consta en un documento que autorizado por don Ramón Agullo, esposo de dicha señora, obra en poder del alcalde, señor Santolalla, quien lo entregará a nuestro dignísimo prelado”.

Esto no sería así, pues tres días más tarde comienzan a publicarse listas con los donativos para su adquisición. El responsable de la suscripción es el capellán Jiménez Sillero y pese a la existencia de nombres tan conocidos como la condesa de Cañete de las Torres, Manuel Rodríguez “Manolete”, marquesa del Mérito, Rafael González Madrid “Machaquito”, etcétera, sólo se logró la cantidad de 1.784 pesetas que casi coincide con la mencionada por la autora y que descuenta del precio del manto en la carta dirigida a la hermandad a principios de este año. Al final el manto quedó en poder de la comunidad servita de San Jacinto sin que la hermandad volviera a utilizarlo en salida procesional alguna de la Virgen de los Dolores.


El Manto.
El manto está realizado en sedas moradas e hilos de oro y plata y así como tisú de ambos metales en las aplicaciones. Es de camarín y en el interior de la greca que lo circunda con motivos pasionistas destacan dos medallones: el mayor representa a San Rafael y el interior es escudo de la ciudad, habiendo sido todo dibujado por Daniel Díaz Redondo. Se utilizaron en total 14 clases de punto, desde el primitivo de bolillos hasta dos completamente nuevos, siendo uno de ellos el que el nombre de Reina Victoria.

Al lucirlo la Virgen de los Dolores se colocaba sobre un viso oscuro que le daba mayor solidez aunque, en su época, se afirmó que “constituye una idealización del manto de la Virgen; es decir que, estando embellecido por el arte, no es rígido como los que se suelen usar, sino que se recoge y ciñe en airosos pliegues, sosteniendo la sensación del natural, volviendo a la realidad en la disposición de las vestiduras de la Virgen”. Las últimas veces que se procesionó fue cuando se prestó a la hermandad de la Esperanza para que lo luciera su Virgen en las primeras salidas de la cofradía.
En la Señora lo vimos por última vez de forma inusual en octubre de 2007, luciéndolo en su camarín.




 

 


















viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando la Señora visitó a los Santos Mártires en su primer Rosario de 1718.

Si algo supo Córdoba marcar en el pasado fueron sus devociones más seculares: San Rafael Arcángel (Custodio y Regidor Perpetuo de la Ciudad), los Santos Mártires (Ascisclo y Victoria Patrones de la Ciudad), Ntra. Sra. de la Fuensanta Coronada (Patrona de la Ciudad) y Ntra. Sra. de los Dolores Coronada (Señora de Córdoba). Entorno a estas devociones se reunirían y reúnen los hijos de la cristiandad de la Diócesis de Córdoba, a ellos elevaban sus oraciones y plegarias, ellos recorrían las calles de la ciudad en rogativas y ellos ocupaban y ocupan un sitio privilegiado en cada casa. Y fueron las gentes de esta centenaria ciudad quienes unieron las redes de la historia y crearon lazos de unión entre estas devociones.


Uno de esos lazos se forjaría rápido, seria en la cuaresma de 1718, hace ahora más de 296 años cuando Ntra. Sra. de los Dolores haría su primer rosario público hacia la Iglesia Parroquial de San Pedro, como reza la petición del Hermano Mayor al Obispo de la Ciudad:

“La hermandad de el Rosario de María Santísima de los Dolores, sita en el hospital de los Pobres incurables de el señor San Jazinto de esta Ciudad, haviendo hecho Ymagen nueva de dicha Señora, deseosa de sacarla en procesión con el acompañamiento de todos los Rosarios el día dies de este mes de Abril, último que es del septenario que dicha hermandad hace a sus titular todos los años: Supplica a V. Yllma. sea servido a dar su licencia y bendición para que assí se execute llevándola a la parroquia de San Pedro.”

El Obispo Marcelino Siuri atiende la petición de la hermandad rosariana y firma el correspondiente decreto el 7 de abril de 1718, que permite la procesión. Esta se revestiría de gran solemnidad, la imagen seria acompañada por 24 cofradías rosarianas y de numerosos devotos que acompañan la nueva imagen de Ntra. Sra. de los Dolores en su recorrido a la parroquia de San Pedro:

“El siguiente año de 1718 se zelebró en la quaresma el Septenario de los Dolores de María con la mayor devoción y culto que fue posible, discurriendo en él a diferentes Yglesias Parrochiales de esta Ciudad, asistiendo en todas innumerables personas, expecialmente en la procesión General del Domingo de Ramos a la Parrochial de San Pedro, en la que asistieron beinte y quatro hermandades del Santísimo Rosario, numerossísimas de hermanos, pobladas sus manos (com su corazón de amor) de candidíssimas Antorchas que ardían en obsequio de María Dolorosa, representada en su Devotísima quanto Angustiada Ymagen que este año costeó su venerable hermandad, siendo la concurrencia de luces que asistió en esta tan Solemne Procesión, tan grande que pasarían de ochocientas. El concurso fue de los mayores que se an visto en esta gran Ciudad, pues siendo las calles que se eligieron por su Estación, tan dilatadas y esparciosas, se disputaua con dificultad el paso”

Es sobrecogedor, como la ciudad ya se vuelca con la imagen de la Señora, dejando las amplias calles pequeñas para el paso de la Virgen, que por entonces discurría en una sencilla parihuela. No es de extrañar que la procesión a San Pedro suscitase tal expectación en las gentes, pues la que se convertirá en su devoción mariana predilecta, visitaba nada más y nada menos en su primer rosario publico a los Santos Mártires de la Ciudad, cuanto menos debió de ser interesante ver la Imagen de Ntra. Señora ante la maravillosa Urna de los Mártires.



Esta estampa marcaría el inicio de la que actualmente es un arca de oraciones para el pueblo cordobés, y la historia no podía dejar pasar que los Mártires Cordobeses no estuvieran en el reflejo de su mirada para la eternidad.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Las salidas extraordinarias de la Señora. Procesión en rogativas junto a Jesús Caído y San Rafael.



Las fuentes documentales permiten constatar varias salidas procesionales extraordinarias de Nuestra Señora de los Dolores durante la etapa de la Restauración. Así, en marzo de 1878 se acuerda que recorra las calles de la ciudad con motivo de una misión por ser una de las imágenes que goza de mayor devoción en la ciudad. A principios de 1885 la cofradía aprueba la solicitud hecha, en nombre del célebre torero Lagartijo, por Cándido Portera, párroco de la Compañía, para trasladar la imagen a la iglesia del Juramento, donde tendría lugar una solemne función religiosa de acción de gracias:

“El señor Portera pidió en nombre de Rafael Molina, “Lagartijo”, se le permitiese que Nuestra Señora de los Dolores fuese conducida en procesión solemne y pública a la Yglesia del Custodio Señor San Rafael, en la que, y juntamente con la Ymagen de Jesús Caído, deseaba celebrar una solemnísima función en acción de gracias por habernos librado del terrible terremoto del día veinte y cinco de Diciembre de 1884”.



La siguiente que recogemos es la que expusimos detalladamente en otro artículo, la de 1929 que protagonizaron conjuntamente la Señora y nuestro Custodio, San Rafael arcángel, con motivo de la bendición del Sagrado Corazón de las Ermitas de Córdoba.

Otra de las salidas extraordinarias fue con motivo del final de la Guerra Civil, se realizó en la tarde del 21 de mayo de 1939 y, en palabras de mucho de los que la presenciaron, congregó en la Plaza de Capuchinos tanta gente como cualquier Viernes Santo o más.

También hay constancia de una salida extraordinaria en 1954, protagonizando la Señora el acto de clausura de una misión en el Paseo de la Victoria que conoció una concentración elevada de personas según informaba el diario Córdoba en su número del día 16 de noviembre de 1954. El 10 de mayo de 1970, se planeó sacar de forma extraordinaria a la Virgen de los Dolores, con motivo del quinto aniversario de la Coronación Canónica y para celebrar conjuntamente a esta efeméride el XXV aniversario fundacional de la Agrupación de Cofradías, pero la lluvia lo impidió.

Por último, a finales del s. XX: en 1990 la salida fue con motivo del 25º aniversario de la Coronación Pontificia y en 1999 con motivo del III centenario de la fundación de la Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores.