viernes, 6 de febrero de 2015

El manto de Alburquerque, 1864.



En 1864, la hermandad de los Dolores, coincidiendo con el inicio del mandato como hermano prior del médico Arcadio García Cardoso, quien a la vez era hermano mayor de la cofradía del Arcángel San Rafael, comienza un periodo de esplendor. El nuevo responsable de la corporación servita se encuentra a la misma en un delicado estado económico aunque la adopción de una serie de medidas logra con rapidez sanear las arcas. Así, una vez recuperada la estabilidad presupuestaria, decide abrir una suscripción pública para costear un nuevo manto a la Virgen. La recaudación ascendió a 4.061 reales con 39 céntimos sin esperar la hermandad que a última hora el obispo, don Juan Alfonso de Alburquerque, anunciase que el manto lo donaba a sus expensas, tal y como reza en su acta de donación:

"Con grave pena observamos a nuestro advenimiento a la Diócesis que la Santa imagen de María Santísima de los Dolores, que se venera en la iglesia de ese nuestro hospital, y a la cual toda esta Ciudad profesa una especial y constante devoción, no tenía un vestido decente como se requería para el solemne septenario que todos los años se le consagra y para la procesión del santo entierro que se verifica en la tarde del Viernes Santo; y desde luego tuvimos el pensamiento de que se hiciere uno a nuestras expensas cuanto antes nos fuera posible. Realizados nuestros deseos, hemos podido ofrecer este pequeño objeto a María Santísima, y para que el septenario de este año se haya adornado la Santa imagen con el nuevo vestido, compuesto de jubón, saya y manto de exquisito terciopelo con rico bordado de oro, y forrado de tela de seda correspondiente, y asimismo hemos  dispuesto se construya un cajón con las condiciones convenientes para su mejor conservación, el cual se ha colocado en una pieza proporcionada dentro de la clausura de las hermanas Servitas de ese hospital, quienes queremos sean las encargadas únicas de custodiarlo y de vestir cuando sea necesario a la Santa Ymagen como sus verdaderas Camareras. Y con el fin de que en lo sucesivo se eviten dudas y cuestiones, advertimos que en ningún tiempo ni con pretexto alguno sea de permitir pase dicho vestido al cuidado de otra persona o corporación, sean las que fueren, sino que siempre ha de permanecer a cargo de las hermanas servitas como hemos determinado; y en el caso triste, que Dios no lo permita, de extinguirse este hospital, o de suprimirse la comunidad de hermanas servitas, el Director de la Casa que haya entonces pondrá a disposición de nuestro Sucesor que la sazón fuere el cajón con el vestido, para que ordene lo que a bien tenga.

Todo lo dicho hemos querido comunicar a V. para su conocimiento y el de la comunidad de hermanas servitas, y que sepan cual es nuestra voluntad acerca del particular de que trata este escrito, el cual mandamos se conserve cuidadosamente en el archivo de ese establecimiento, para que siempre conste lo que dejamos ordenado.

Dios guarde a V. muchos años. Córdoba 15 de Abril de 1864.
Juan Alfonso, Obispo de Córdoba (Rubricado).


Sr. D. Rafael Lovera, Presbítero, Director, y Administrador de nuestro hospital de pobres enfermos impedidos de S. Jacinto y nuestra Señora de los Dolores de esta Ciudad."

Ante este hecho, y para no perder dicha cantidad, se aprueba destinar estos fondos a la realización de una diadema y un corazón con siete puñales en plata dorada a fuego con pedrería de cristal a los que hubo que añadir 561 reales con 42 céntimos. 


Pero este manto realizado en terciopelo de Lyon, tachonado de estrellas con una greca vegetal decorada con atributos pasionistas y rosas de pasión, era el primer manto largo que tuvo la Virgen de los Dolores. La razón de ampliar sus dimensiones estaba en que precisamente en este año de 1865 estrenó la hermandad un paso que sustituía a la dieciochesca parihuela.

Aunque estrenado en el septenario doloroso de la cuaresma de 1864 es en este año de 1865 cuando el manto de las Estrellas o de Alburquerque releva procesionalmente al conocido como de las Conchas y del que nos queda el testimonio de la litografía de bachiller y una fotografía de los años veinte realizada por Parra. Como es una circunstancia que veremos se repite casi como costumbre en esta hermandad, el primer Viernes Santo que la Virgen procesionó con este manto la lluvia hizo su aparición.