El exvoto es el testimonio público de un pacto entre la
Divinidad y el creyente. Los exvotos,
milagros u ofrendas son exponentes de una riqueza documental detallista que nos
acerca el estilo dieciochesco, habitual en los exvotos metálicos o la
decoración de un dormitorio de época con el pormenor de cortinas, mobiliario,
etc. A veces estas tablillas votivas revelan la mano de un apreciable pintor
impresionista por el movimiento que sugiere lo representado.
Lugar predilecto por la piedad cordobesa de siempre es la
iglesia de los Dolores, y antes de las últimas reformas del portalón de entrada
ofrecía un crecido número de promesas y votos. Sobre paneles de tela metálica
colgaban trenzas, pinturas, agradecimientos en metal o cera y alguna fotografía
de la Virgen de finales del siglo XIX. Estos recuadros alternaban con las
tablas escritas donde se consignan algunas de las incontables gracias e
indulgencias servitas, hoy decorando las galerías del convento. El Ecce Homo llamado de la Escala también se
proclamaba como “milagrero”.
Inapreciable área de la religiosidad popular esta de los exvotos. Fenómeno vivo aún en la realidad colectiva, despreciado por una ignorante vanguardia, es forma crédula de una manera particular de ser y entender lo religioso; por lo tanto señas inalienables de la honda fe y cultura de un pueblo y del trato, a veces íntimo, a veces multitudinario, que mantienen el andaluz y la Divinidad.