jueves, 9 de octubre de 2014

Nacimiento de la Congregación Servita en Córdoba

Primera parte: De la Dolorosa de Mena a la petición de fundar la congregación. (Finales del s.XVII)

El proceso de difusión de la devoción a Nuestra Señora de los Dolores en la ciudad se desarrolla a lo largo del último cuarto del siglo XVII y primeros lustros de la centuria siguiente.
La festividad de los Dolores de Nuestra Señora empieza a celebrarse con solemnidad en el templo catedralicio a partir de 1680. En abril de ese año el maestrescuela y canónigo del cabildo Francisco Antonio Bañuelos y Murillo cede una Dolorosa de Pedro de Mena que posee en su casa para que se le haga en el altar mayor la fiesta religiosa:

“[…] el señor D. Francisco Antonio Bañuelos, maestrescuela y canónigo, auía donado una imajen de Nuestra Señora en representación de los Dolores a la Iglesia para que a las vísperas y día de esta festiuidad se ponga en el altar mayor y concluida la fiesta se vuelva a su casa por el consuelo y devoción que tiene y que después de sus días quede a la Iglesia, que es joia mui preciosa”.

El prebendado condiciona la donación de la imagen, cuyas calidades artísticas se encomian, a que se levantara una capilla en el recinto catedralicio, donde pudiera venerarse por los fieles. Al no cumplirse el requisito exigido, la Dolorosa se colocará en 1682 en el altar mayor de la iglesia conventual de los alcantarinos, cuya fundación había patrocinado el doctor Francisco Antonio Bañuelos. La institución de memorias de misas y fiestas religiosas en el mencionado período en honor de los Dolores de la Virgen constituye asimismo una prueba evidente de la propagación de la devoción a esta advocación mariana pasionista. Sirva como ejemplo la cláusula del testamento otorgado en marzo de 1705 por doña Juana de Vacas, quien dota en la iglesia de los trinitarios descalzos una solemne fiesta dedicada a los Dolores con misa cantada, sermón y exposición del Santísimo:

“Dª. Juana de Vacas, doncella honesta, donó unas casas con huerto de moreras en la calle Empedrada, que es la que va desde el convento a San Juan de Letrán, para que en cada un año perpetuamente haga la fiesta en su día de los Dolores de María Santísima en esta forma. Por la mañana missa cantada y a la tarde se manifieste el Santíssimo con toda dezencia y ayga Sermón de dichos Dolores”.

En este contexto hay que situar la petición hecha de Juan Salvador Amo a finales del siglo XVII al general de los Siervos de la Virgen María, fray Juan Francisco María Poggi, para fundar una congregación bajo el título de Nuestra Señora de los Dolores en la iglesia del hospital de pobres incurables de San Jacinto.





La próxima semana continuaremos con la trayectoria histórica de la Congregación Servita y el origen de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores Coronada.